Café y tarta, por Mario Sanca

 


¿Por qué este libro?

Revisé la lista de libros que me he leído, y que aún no había puesto mi opinión en redes, y no tenía muy claro por cuál continuar. Hasta que se me ocurrió que, el mismo análisis que hacía a una novela desconocida al leerla, podía intentar hacerlo de la que yo había escrito, Caféy tarta. Y digo intentar porque la intención es dar una opinión con toda la objetividad que pueda, sin olvidarnos que al final la he escrito yo y que no sé lo imparcial que puedo llegar a ser (a todas las madres sus hijos les parecen los más guapos, pues pasa lo mismo con las novelas que escribes).

 

Sinopsis.

Hace tres años, Elena —alegre y divertida— dejó su sueño de ser diseñadora de moda para ser camarera y un poco más gris. Jaime, corrector editorial, serio y muy tímido, lleva tres años estancado en su vida y sus relaciones, y tiene un vínculo compulsivo con los dulces. Los dos se encuentran a diario en la cafetería en la que trabaja Elena y en la que transcurre toda la historia.A modo de cuaderno de bitácora, descubrimos poco a poco qué une a los dos protagonistas, y a los personajes secundarios que los acompañarán durante todo un año: Susana, una escritora que espolvorea todo con dosis de dramatismo; Paco, uno de los trabajadores de una papelería cercana que, tras romper la capa superior, deja a la vista a una drag llamada Paco Mertelo; o Pablo, que no sabe que el gran problema de su vida es él mismo. Todo esto endulzado con un tipo de tarta diferente en cada escena.

 


Lo +

Creo que uno de los grandes puntos fuertes de la novela son los personajes y las relaciones que se establecen entre ellos.

Por un lado tenemos a Elena y Jaime, los protagonistas indiscutibles de la historia. Dos personas muy diferentes pero que se complementan muy bien y que, sobre todo, y para mí lo más importante, evolucionan a lo largo de la obra. Ambos parten en un punto y, tras un año, han evolucionado y cambiado, sin perder la esencia del personaje. Intenté que fuera un cambio paulatino, poco a poco, y que se viera orgánico. La razón por la que lo hice así es porque me agotan los personajes que, de un día para otro, cambian y superan todas sus barreras. ¡Todos somos humanos! ¡Incluso los personajes de las novelas! Si llevas comportándote de una forma durante años, no puedes pretender cambiar de un día para otro; este cambio es mucho más lento, y justo eso intenté transmitir en la evolución de Elena y Jaime.

Por otro lado, tenemos a los personajes secundarios. No sé si te ha pasado alguna vez que, cuando lees una historia, llega un punto en el que te confundes con los secundarios y no sabes quién es quién, ¡porque a mí me pasa! Y no solo te hablo de obras en las que encuentras decenas de personajes (que me parece lógico que los confundas), sino también en las que solo aparecen dos o tres, pero son todos tan similares que no logras diferenciarlos bien. ¡Pues esto era algo que tenía muy claro que no quería que pasara en mi novela!

En este caso tenemos dos chicas y tres chicos. Voy a lo fácil: de ellas, una es amiga de Elena y otra compañera del trabajo de Jaime; una es la amiga incondicional que te ayuda a esconder un cadáver si es necesario, y la otra una mujer dramática y teatral. Fácil de diferenciar, ¿verdad? Luego, de ellos: uno es heterosexual y sus conversaciones giran en torno a encontrar pareja, y los otros dos son gays; además, entre estos dos, uno habla con mucho amaneramiento (siendo muy fácil de identificar) y el otro no. También fácil de diferenciar, ¿no crees?

De manera que uno de mis objetivos, que era que se viera con claridad quién era quién, creo que lo cumplí. Pero también había una segunda parte importante, ¿qué aporta cada secundario? ¿Qué papel juega en la historia? Ayudar a los principales en su evolución. ¡Por supuesto que también hay una parte de dar humor a la historia y aportar cierta gracia! De suavizar algunas partes, pero lo principal es que ayudan a Elena y Jaime, que creo que eso es lo que tiene que hacer un amigo: decirte cuándo la estás cagando, pero también ayudarte, ser tu confesor y recordarte que la vida puede ser maravillosa.

 


Lo –

No hay una trama como tal. No hay un disparador de la historia como suele haber en otras novelas.

En el prólogo se presenta a Elena y Jaime y se plantea la duda de cuál es la relación que existe entre ambos. Este sería el hilo conductor: averiguar, por medio de pequeñas pistas que se dan en los capítulos, qué hay entre ellos. Creo que estas no son demasiado evidentes, pero tienen la potencia suficiente para querer saber más.

Por ahora, de los que me han dado su opinión de la novela, muy poquitos dijeron haber acertado.

 


¿Recomendaría?

¡Claro que sí!

Creo que tiene muchos ingredientes para que guste: toda la novela transcurre en una cafetería, absolutamente toda; cada capítulo es una escena que sucede en un día y a una hora (salvo un día que ocurren dos escenas), lo que la hace rápida de leer; de cada una de esas escenas se habla de un tipo de tarta diferente; y los diálogos creo que son buenos (es uno de los puntos fuertes que me han dicho que tiene).

Además de todo esto están las relaciones entre los personajes. Porque al final no es una novela sobre tartas o sobre dos personas. Es una historia que habla de relaciones. No solo de la forma de relacionarme conmigo mismo, sino también con mis amigos, con las demás personas y con mis sueños. Y cómo, esto, me hace ser mejor.

 

¿Algo a mejorar?

Usé en las descripciones alimentos en lugar de colores (ojos color menta, pelo chocolate), ya que me parecía que pegaba con la temática de la cafetería y de las tartas; pero es cierto que creo que tendría que haberlo exagerado o potenciado un poco más. Cargarme absolutamente todos los colores y sustituirlos por cosas que tengan que ver con la alimentación. Es cierto que a lo mejor habría sido demasiado para algunos lectores, pero, como contrapunto, también creo que habría sido un añadido a la narración.


Opinión:

¡Cómpratelo! ¡Hazte una café, ponte una porción de tarta en un plato y empieza a leer! Porque tendrás momentos amargos, como la vida, igual que un buen café caliente, solo e intenso; pero también tendrás momentos dulces, también como la vida, iguales que dar una cucharada a un espumoso trozo de tarta.

Si lo has leído, te agradecería que me dejases tu opinión en los comentarios (aquí o en redes sociales), y si no te lo has leído, ¿a qué esperas?

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