Hoy no tenía del todo claro qué
escribir al blog… Y dado que me he propuesto volver a la rutina de actualizar
lunes y miércoles… Pues tenía que subir algo…
Repasando un poco por los rincones
de mi mente, de pronto he encontrado una frase que me dijeron el otro día: Yo
me voy a comportar como un adulto.
Sé que es una frase que todos
hemos dicho alguna vez. ¡Seguro! Si no lo has dicho una de dos: o tienes mala
memoria y no te acuerdas de haberla dicho; o bien no tienes edad suficiente
para poder decir esa frase.
Partiendo de esto, de pronto el
otro día se me encendió la bombilla y pensé que, si hay que dejar claro que, a
partir de un momento, te vas a comportar como un adulto, ¿eso quiere decir que
hasta ahora estabas comportándote como un niño?
En ese momento la conversación
tomó una nueva perspectiva para mí.
Tuve claro que aquello no iba a
terminar en ningún tipo de acuerdo o consenso. En realidad, tenía bastante claro
que, sea lo que sea lo que yo dijera, la otra persona no me iba a dar la razón.
En concreto, en el siguiente intercambio de palabras –todo esto ocurrió por
internet –me dejó claro que él tenía razón y que era yo el que se equivocaba. Y
dado que no se trataba de ningún amigo, ni conocido, ni nadie con el que tuviera
que tener trato, opté por la solución más pacífica: asentir (cuco y coqueto) y
cambiar de tema.
De manera que mis reflexiones
para hoy son:
1.- Si tienes que aclarar que “te
vas a comportar como un adulto” es, posiblemente, porque hasta ahora no te
estabas comportando como uno.
2.- Las conversaciones tienen un
principio, un final y (a veces) pausas. Si una conversación es circular, en
realidad no es una conversación: es una pérdida de tiempo.
3.-Perder en una conversación –en
la cual no ibas a ganar nada si salías vencedor –a veces es una forma de ganar.
Pues eso es todo por hoy…
Un saludo.
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