Pues desde el viernes estoy
oficialmente de vacaciones. Así que aproveché para venirme a casa de mis padres
y ya estar aquí. ¿La excusa? Trabajar.
Concretamente quería aprovechar
para avanzar la revisión de Los Descendientes, que llevaba unos días bastante
abandonada. Así que la cuestión es, ¿lo he conseguido? ¿He avanzado?
Pues, siendo sinceros, sí, he
avanzado más que si hubiera estado en casa. He pasado más tiempo delante del
ordenador corrigiendo, leyendo y revisando, mientras que en mi casa me hubiera
dedicado a hacer otras cosas seguramente.
Aunque, si seguimos siendo
sinceros, os diré que estoy avanzando más despacio de lo que esperaba en un
primer momento. No solo estoy revisando la historia como tal, sino que también
tengo que corregir signos de puntuación que, hasta que mi editor me lo dijo, no
tenía ni idea de ellos. Y eso que solo estamos en la primera revisión.
Por ejemplo,
las líneas de diálogo o las rayas. Pues que resulta que tienen que ser largas y
no cortas (las del teclado normal y corriente de toda la vida no valen). Luego, la
sangría, igual, que tiene que ser de una puntuación concreta y una
configuración determinada. Cosas como usar comillas, pues igual, las del
ordenador básicas no valen (es decir “estas”) sino que hay que usar otras
(«estas»). Otra cosa es quitar los puntos suspensivos que uso demasiado.
En definitiva,
un montón de cosas pequeñas que, sumadas, forman una grande. Por eso, mientras
que en una hora podría haber leído muchas páginas, teniendo en cuenta todo
esto, avanzo la mitad de la mitad. Por eso, creyendo que estas navidades
tendría ya la primera revisión terminada, me temo que no va a ser así.
¡Aunque lo
intentaré! ¡Voy a estár aquí al pie del cañón a ver si me equivoco!
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