Dado que no me dejan usar mis
poderes para leer la mente de otras personas, pues solo sé como funciona mi
cabeza… El resto… Bueno… Me puedo hacer una idea, aunque nunca estaré seguro
del todo… Lo que sí que sé es que, todos nosotros, funcionamos de forma
diferente.
¿No es obvio? Quiero decir, todos
somos diferentes en apariencia, en la forma de vestir, en la forma de hablar y
en la forma de pensar. Muchas cosas podrán parecerse o, incluso, parecer
similares, pero cada uno de nosotros somos diferentes aunque tengamos nuestras
cosas en común. ¿Sí?
Pues, partiendo de este punto,
¿en qué piensa un escritor?
Quiero decir, a todos nos han
preguntado en algún momento “¿en qué piensas?”. ¿Y qué contestáis?
Pues supongo
que lo típico… En la paz mundial… En lo imbécil que es tu jefe… En que tienes
que afilar el cuchilla para hacer luego el ritual satánico… Que tienes que
comprar pienso al dragón… Si serás digno de coger el martillo de Thor… Lo
típico vamos. Pues bien, ¿en qué piensa un escritor?
Pues, aparte de todas estas cosas
banales, diarias y rutinarias del día a día, también piensa en sus mundos. Sus
cuentos, sus historias, sus fantasías y personajes. En esa parte en la que está
atascado y le está dando vueltas, o en esa otra que está muy inspirado y está
deseando llegar a casa para ponerse a escribir. En la variedad está el gusto.
Sin embargo, cuando una persona te pregunta:
- ¿En qué piensas?
Si le contestas:
- Pues estoy pensando que la
escena en que el protagonista está colgado de un saliente sobre la torre… A lo
mejor podría hacer una pirueta vertical invertida para subirse… Pero claro, el
malo está justo delante, de manera que no lo puede hacer… Así que otra opción
es que se apoye en otra de las piedras para intentar quitarse al malo de
delante y subir… Pero no está precisamente en el mejor sitio y la torre no da
esas opciones… También podría ir un amigo a ayudarle…
Y podría seguir…
Y claro, ante esa respuesta, la
cara de nuestro amigo se convertiría en “¿qué me estás contando?”. Así que,
para ahorrarnos malas caras y más preguntas, lo más sencillo es decir que se
está pensando en otra cosa o, directamente, decir que no se piensa en nada.
¡Asumámoslo! Decir que escribes
no es precisamente algo bonito o que se escuche a menudo. Y aunque al principio
cree bastante expectación al modo “¡Ala que guay!”, muy poca gente quiere estar ahí en toda la tormenta de creación y desarrollo de una novela o de un
escrito. Mucha gente solo quiere ver el resultado y les interesa poco el
proceso. Aunque, gracias a Dios, hay otras personas que no, que se interesan,
preguntan y de verdad quieren saber cosas sobre lo que escribes y las
dificultades que tienes (aunque esto también hace que se pierda un poco la magia del ¿qué pasará?).
Por eso, piénsatelo dos veces
antes de preguntar a un escritor (aunque también me vale cualquier persona que
se dedique a crear) “¿en qué piensas?”, porque puede que te de la respuesta
corta… O decirte la escena que está dando lugar en su mente.
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