Desde hace
un par de
días estoy jugando
en mis ratos
libres al Final
Fantasy IX (FFIX para
los amigos). No es
que sea mi
juego preferido de
toda la saga, pero
bueno, de estas cosas
que, no sabes muy
bien por qué, te
da por volver a
jugar.
Ya os
digo que no
es de mis
preferidos, dado que la
estética de los personajes
no me gusta (¿Cabezones? ¿En serio?), todo
parece como de
juguete y el
sistema de combate
lo veo muy
lento. Y me explico, aunque cuando
salió, su apariencia llamó
bastante la atención
si lo comparábamos al
FFVIII, una vez pasado
el shock inicial
da más la
sensación, a mi por lo menos, que
estás jugando a un juego
para un niño
de 10 años
en lugar de a un
Final Fantasy. A parte, el
sistema de combate
lo veo lento, la
barra de tiempo
sigue corriendo mientras
escoges opciones y
se van produciendo
los ataques, llegando momentos
del combate en
que hace media
hora que tienes
el comando activo
pero la acción
no termina de
llegar.
Por contra, la
historia no me desagrada y
el sistema de
armas, aprender habilidades y
la asignación de
las mismas me
gusta. Resulta gratificante, después
del
FFVIII, ver que los
personajes son diferentes
y tienen habilidades
diferentes, pudiendo hacer un
grupo personalizado en
función de como
te guste enfocar los
combates.
Sin embargo
la entrada de
hoy no es
una crítica al
juego, sino para lanzar
una pregunta al
aire: Quina, ¿un diamante en
bruto o puro mobiliario?
Acabo de
encontrarme con este
personaje y como
siempre me ha
dado una inmensa
pereza existencial y, al
comentarlo con un
amigo que le
encanta el juego, para
mi sorpresa, me dice
que a él
le encanta el
personaje y que lo lleva
en el grupo
siempre que puede… En
ese momento fue
de ¿estamos hablando
de otro Quina
y no se
ha dado cuenta? Pues
no, sabía perfectamente de
quien hablábamos, de manera
que me empecé
a plantear su
utilidad.
No sé… Le
daré una oportunidad
a ver si
logra sorprenderme…
Y eso
es todo. No es
que sea una
entrada espectacular, pero era
lo que se
me había ocurrido.
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